La Mujer vestida de Reloj


"Erase un principito que no quería estudiar. Cierta noche, después de haber recibido una buena regañina por su pereza, suspiro tristemente, diciendo:

¡Ay! ¿Cuándo seré mayor para hacer lo que me apetezca?

Y he aquí que, a la mañana siguiente, descubrió sobre su cama una bobina de hilo de oro de la que salió una débil voz:

Trátame con cuidado, príncipe.

Este hilo representa la sucesión de tus días. Conforme vayan pasando, el hilo se ira soltando. No ignoro que deseas crecer pronto… Pues bien, te concedo el don de desenrollar el hilo a tu antojo, pero todo aquello que hayas desenrollado no podrás ovillarlo de nuevo, pues los días pasados no vuelven.

El príncipe, para cersiorarse, tiro con ímpetu del hilo y se encontró convertido en un apuesto príncipe. Tiro un poco mas y se vio llevando la corona de su padre. ¡Era rey! Con un nuevo tironcito, inquirió:

Dime bobina ¿Cómo serán mi esposa y mis hijos?

En el mismo instante, una bellísima joven, y cuatro niños rubios surgieron a su lado. Sin pararse a pensar, su curiosidad se iba apoderando de él y siguió soltando mas hilo para saber como serian sus hijos de mayores.

De pronto se miro al espejo y vio la imagen de un anciano decrépito, de escasos cabellos nevados. Se asusto de sí mismo y del poco hilo que quedaba en la bobina. ¡Los instantes de su vida estaban contados! Desesperadamente, intento enrollar el hilo en el carrete, pero sin lograrlo. Entonces la débil vocecilla que ya conocía, hablo así:

Has desperdiciado tontamente tu existencia. Ahora ya sabes que los días perdidos no pueden recuperarse. Has sido un perezoso al pretender pasar por la vida sin molestarte en hacer el trabajo de todos los días. Sufre, pues tu castigo.

El rey, tras un grito de pánico, cayó muerto: había consumido la existencia sin hacer nada de provecho."

El tiempo se desplaza en un sólo sentido. Y no existen pausas. El tiempo pasa, pasa, pasa.

¿Para?- Nunca. -Quiero Descansar. -No podés, no hay freno. -Pero me hace correr tan rápido... - Cambiá la respiración- ¿Cómo hago?- Es de a poco- ¡No puedo!- Intentalo, de apoco vas a poder- ¡Se me escapa la vida de las manos como los granos de arena del desierto!- Tranquilizate, algo se te va escapar, no podés estar en todo- ¿Y qué hago?-Decidí- ¿Que decida?-Sí, ¿a qué vas a renunciar?-¡No quiero renunciar a nada!- Es necesario.- ¡Pero es triste!-La vida no es un cuento de hadas, tenés que decidir vos, y si no decidís nada, se te va el tiempo- Pero no sé...- Te ayudo- Gracias, no sabía que no se podía todo- Nadie puede todo - ¿Querés ser buena o mala?- ¡Buena! ¿Cómo voy a querer ser mala? ¡Todos quieren ser buenos!- ¿Y a vos qué te importa lo que sean todos¨? ¿Qué querés vos? - Y... no ser un mal bicho- Ah, eso está mejor - ¿Y qué vas hacer para llevarlo a la práctica? - No voy a hacer nada malo - ¡Eso es imposible! Todos hacemos cosas malas - ¿Y cómo se hace para ser bueno? - Digamos que tenés que hacer más cosas buenas que cosas malas- ¿Y no puedo no hacer ninguna cosa mala? - No serías mortal- Voy entendiendo, creí que era tan distino...-¿Qué creías?- Que era más fácil- No, vivir no es nada fácil- ¿Las princesas no viven fácil? - ¿Carolina creés que es feliz? - Es cierto, murió uno de sus esposos, y ahora este último era un chanta, no servía no para avisar quien viene.¡Pero es la mujer más elegante del mundo! ¡Y su hija es la mejor jinete, y más bella!- ¿Y qué tiene que ver eso?- Que la hija de Carolina es muy feliz- ¿Y cómo sabés? - Porque está en todas las revistas, es tan mona y monta tan bien- A ver, ¿como quién te gustaría ser? - Me gustaría ser Angelina Jolie, es preciosa, y además pudo levantarse a Brad Pitt, y además es una buena madre porque tiene hijos de ella pero otros los adoptó, pero no adoptó blancos, adoptó negros,asiáticos- Aha, ¿entonces querés adoptar un hijo? -¡No, no, no! ¿Cómo voy a querer adoptar un hijo? ¡Quiero tener un hijo mío!-Ah, como hablaste de adoptar niños negros- ¡Ni loca! Yo no adoptaría por nada del mundo, andá a saber de donde vienen, quién sabe si no me apuñalan- EStá bien. Bueno, así que me decís que querés tener un hijo- ¡No, ahora no! Supongo que voy tener mis hijos. ¿Cómo voy a tener un hijo ahora? ¿Cómo hago para ir a las fiestas del verano de Punta del Este? - Bueno, entonces, dejame rebobinar, ¿te gustaría tener la cara de Angelina Jolie?-¡Si! Es re mona, y esos ojos, y esos labios - Hm a mi me parece que tiene botox - ¡Y bueno, me pongo botox yo también!-Ah, y me parece que tampoco tiene los ojos tan claros - ¡Qué me importa, averiguo por internet cuál es el color de lente de Johnson & Johnson que usa Angelina y me hago unos iguales!- Ah... - Además, qué cuerpo tiene, yo quiero tener ese cuerpo, y comer tortas todos los días, y tener ese cuerpo- Pero o comés tortas o tenés ese cuerpo - ¿No puedo comer tortas y tener ese cuerpo? - ¡No! ¡Elegí!¿El cuerpo o la torta!-¡El cuerpo, claro!- ¿Y cuando tengas ganas de comer torta? - Me como un ser de frutas cero. - Pero no es tan rico como la torta - Bueno, pero me adapto. - Ah- Bueno, ya me dijiste cómo querés ser de afuera, ¿cómo querés ser de adentro? - Quiero ser buena-Ya me dijiste eso,pero que tipo de buena querés ser? Te cambio la pregunta ¿ qué cosas harías para ser buena? - ¡Ah, así es más fácil! No mataría a nadie. - ¡Eso me dicen todos! Pero vos, ¿qué cosas harías para ser buena? No lastimar a la gente. -Bien- No metir- Bueno, pero tampoco podés decirle a todo el mundo la verdad- No mentir, y sino hacer silencio. -Ah, mejor- Tipo que, si pienso que Flo es falsa, tipo que voy y que se lo digo así de una- Está bien.- ¿Y si oís que Flo le dice a Fla que Maca es la peor y después ves que Flo le dice a Maca que es la mejor? - ¡Le aviso! - ¿Y para qué te vas a meter? ¡Es cosa de ellas? - Bueno, no no digo nada. Pero si un día Maca me pregunta, ahí sí le digo. - Está bien. ¿Tenés novio? - Fah, todavía no- ¿Y Maca , Flo y Fla? - Flo y Fla sí, pero Maca; no- ¿Y por qué ellas tienen y vos no?- Porque son más cool, más copadas, y todos gustan de ellas- Pero vos sos linda, tenés una mirada preciosa - Pero me da vergüenza hablar- Bueno, pero eso se "cura". - ¿En serio? - Bueno, se cura, o si querés no hablás anda, total, si no tenés nada interesante para decir, más vale hacer silencio - Es cierto... ¿Pero por qué a los chicos les gustan más las chicas que hablan todo el tiempo? -- Les llaman la atención, pero gustarles profundamente, desde adentro, a ver, del corazón, no sé si les gustan- Ah... entonces yo podría gustarles sin hablar - Es probable- ¿O sea que no tengo que hacer lo que Flo y Fla para tener novio? - No necesariamente.- Ah, que bueno, entonces puedo tener novio y ser como soy- ¡Claro! - ¿Y por qué no tengo novio entonces? - Porque los de tu edad eso no lo entienden. Fijate en los más grandes. Ellos ven tu corazón, y que querés ser buena, y que no querés matar a nadie, ven antes tu corazón, que tu cuerpo, bueno, ven todo, no te voy a mentir, tu cuerpo siempre lo ven. Pero no es lo que les importe más. - Bueno, pero si tengo lindo cuerpo es mejor- Sí, es mejor- ¿Y yo tengo buen cuerpo? - Si, es un cuerpo proporcionado - Si, pero Flo y Fla tienen la cola redondita y todos las miran y yo tengo una cola muy pequeña y nadie me mira - Todos las miran porque están mirando su cola, pero cuando te miran a vos, no te están mirando la cola, te están mirando a vos- Ah... es mucho más lindo- ¡Claro!- ¡La verdad es que todo lo que me dijiste me cambió toda la vida!- Me alegro mucho, entonces ¿qué estás esperando? Acordate, atrapá los momentos- ¡Gracias!

Anna Donner Rybak © 2011

Yo fui discriminada por judía.

Yo nací de casualidad. Mi abuela con mi papá de siete años de edad, Dios mediante, pudieron tomar el último buque que salía de Europa en el año 1939. De no haberlo hecho, habrían perecido en alguno de los campos de concentración nazis. Y como es obvio, yo tampoco estaría acá escribiendo.

Mi abuela llegó sola con mi padre porque mi abuelo había venido al Uruguay un tiempo antes. Llegaron sin idioma, era el comienzo del año escolar, y mi abuela contaba “lo inscribí en el Instituto Crandón”

Mi madre es uruguaya, porque mis abuelos maternos habían llegado de Polonia en la década del 20. Eran siete hermanos, mas sólo tres se salvaron porque se animaron a abandonar Europa y partir a un país que ni siquiera sabían bien sus coordenadas. El resto, fue bien escéptico a pesar del clima de tensión que allá se vivía, muchos decían “Moriremos todos”, pero ellos habrían pensado, supongo, “No será para tanto”, porque nadie podría imaginar la tragedia que se nos venía. No irían a dejar sus pertenencias, sus fuentes de trabajo, porque aquello creían no pasaría. Mas en su fuero interno yo creo que sí sabían, estarían aterrados, y se resignaron, al comenzar a tener noticias de las primeras deportaciones, a “centros de trabajo”, que eran centros de muerte. Todos perecieron en los malditos campos de concentración y de exterminio: ancianos, mujeres y niños. Eso implicó que todos los hermanos que quedaron más sus padres, más sus hijos, niños o bebés, fueron todos masacrados.

Mi abuela vivía sus dos hermanos, mis tíos abuelos. Yo pasaba mucho con ellos, sobre todo en los calurosos estíos, porque no teníamos casa en ninguna parte, y mis padres trabajaban todo el día. Desde pequeña, apenas me mostraron aquel álbum en sepia, con las fotos de todos sus muertos, entre las que había de ancianos, mujeres, y niños, entre las cuales una de ella era de los mellicitos y su hermanito, hijos de una de sus hermanas. La foto era lineal, eran los tres rostros de los niños, en línea, y habían muerto en las cámaras de gas.

Desde entonces tuve absolutamente claro el horror de la Shoa; tan incorporado tengo el tema del Holocausto….

Todas las historias familiares que me contaba mi abuela eran acerca del saqueo de sus campos, de la quema de sus casas en los famosos “pogromos”, y ellos que debían mudarse constantemente, perdieron todas sus tierras, ambas familias, paterna y materna, durante la primer guerra mundial.

Desde pequeña tengo muy arraigado un sentimiento de pertenencia a una Cultura, esta unión está dada puesto que para sobrevivir 2000 años hemos tenido que permanecer unidos, y nos refugiábamos en las tradiciones, y otros, no nosotros, en los rezos, la religión.

Me siento orgullosa de mis raíces.

Y en este país, Uruguay, yo fui discriminada por judía. No estábamos en los 40, ni en los 50, ni en los 60, ni en los 70 ni en los 80, corrían los años 90.

Yo soy una profesional, Analista de sistemas, y aquello sucedió cuando acudí a una entrevista de trabajo, tenía unos 28 años. Lo hicieron de la manera más dura. Pero yo era ingenua, porque de haber sido hoy, me levanto, les tiro todos sus malditos muebles, y les digo ¡RACISTAS!

Yo me presentaba a un cargo técnico, y llevaba el currículum, creía que como en todos los otros lugares, la entrevista sería de trabajo.

Pero aquella nefasta mujer que me entrevistó, comenzó su cuestionario inquisidor:

- Donner Rybak, ¿qué origen tienen estos apellidos?

-Donner es alemán y significa Trueno, y Rybak es polaco y significa Pescador.

-¿Nieta de inmigrantes? – yo asentí.

- ¿Dónde nacieron tus abuelos? – insistía, y yo me iba percatando hacia dónde se dirigían esas preguntas letales.

-En Polonia.

-¿Cuándo emigraron?

– En 1939.

-¿Por qué emigraron?- En ese instante hubiera querido escupir en el rostro de aquella diabólica mujer, que tenía el descaro de preguntar por qué un barco había llegado de Europa en el año 1939 cargado de inmigrantes.

Al descubrir su incisiva y dolorosa pregunta decidí no hacérselo fácil, así que seguí su juego.

-La situación económica estaba muy mal.

La mujer comenzó a descontrolarse porque yo no le decía aquello que ella quería oír. Lentamente, se iba enfureciendo y volvió al ataque:

-Pero, ¿polacos cristianos o polacos judíos?

Y yo respondí, más bien ¡grité ORGULLOSA!: “¡JU-DI-OS!”.

Visto ahora desde mi madurez, en ese mismo instante debería de haberme parado, y haberle dicho en su cara que yo no trabajaría con xenófobos, y una cuantas cosas más, me hubiera sentido muy aliviada, pero aún yo, si bien ya recibida de Analista de Sistemas, y habiendo trabajado en varios proyectos de consultoría, había muchísimas cosas que desconocía. Por eso, me quedé petrificada, un nudo se me hizo en la garganta, tuve ganas de llorar, pero no se me descolgó ni una sola lágrima, eso sí, cuando salí, y volví a la oficina un compañero me preguntó que me había pasado y entonces lloré a moco tendido. El quería consolarme, y decía que no debería haberme preguntado por “eso”, pero lo hacía por mí, para que no me sintiera tan lastimada.

Anna Donner Rybak © 2011

Chica Bien.


"Cerca del océano el mundo tiene presos inocentes
Están encerrados y no tiene miedo
Los torturan, les arrancan la voz
y mientras esperan en la arena
otros encienden la calefacción
y se sientan a olvidar" (Joaquín Doldán).



-¿Y?
- ¿Y, qué?
- ¿Qué te parece la última novia de Juan?
- Es bien... ¿no?
- Si, re-bien.

- Tenías que ver qué simpatica estuvo ayer durante la cena...
-Pobre chica, qué nervios habrá pasado...
-Pero pasó con ¡sobresaliente!
-Si, ella nunca pelea con nadie...
-Es una chica bien educada...
-Es muy respetuosa... supongo que al fin Juan sentará cabeza, esta es La Mujer Indicada.

-Este Juan, todos los dolores de cabeza que les trajo a Leonardo y Marita...
-Pobres, mirá que le he conocido a cada novia... Tuvo una que no decía una palabra, era mona, pero qué se yo, estás en una mesa, y tenés que sumarte al diálogo... Pero la loca decía muy descaradamente que hablaban estupideces, y no tenía nada para aportar..
-¡Menos mal que Juan la dejó! Si se hubiera quedado con ella, pobres Leonardo y Marita, toda la vida hubieran sufrido. Era de esas que viste, nunca sabés con qué martes trece te va salir.

-¡Ay, sí! Yo la vi una vez, todavía me acuerdo, casi me meto abajo de la mesa, no sabés las cosas que dijo. Resulta que Diego ¿lo tenés a Diego, el hermano de Juan? , bueno la novia dijo que esa gente está así porque es así...

-¿Esa gente?

-Ella hablaba de los que entraron en el Plan de Emergencia... y para mí tenía toda la razón, fijate, una manga de haraganes, ¿y les tenemos que pagar en sueldo entre todos? Entonces, ella, primero la miró a la novia de Diego, tenía una cara de loca, no te imaginás... Y así, la muy desvergonzada le dijo que le daba asco la gente como ella... La novia de Diego quedó de cara... Pobres Leonardo y Marita, se morían de la vergüenza con la novia de Diego... Pero ella, tan educada, no le respondió nada, eso demuestra que es bien, no en vano ahora Diego formó una bella familia, pero Juan.... esperemos que esta sea la última...

-Sí, la novia de Juan es muy educada, jamás te va mirar con cara de loca o dejarte de hablar... Además es muy "bien", los otros días dijo que estaba sufriendo mucha angustia porque el mundo está mal... porque existe gente pobre... fijate que buen corazón tiene...

-Ahora que decís esto, me acuerdo que "La Loca", otro día se mandó otra de aquellas. Marita comentaba en la mesa, que no pudo terminar de ver "Babel" porque le daba asco el hombre de la cueva que le faltaba un diente... y Marita tenía razón, de veras, a todos les faltaban los dientes... ¿vos viste "Babel"?

-Pah, creo que sí, con Brad PItt, ¿no? Me encantó cuando al final se quedaron juntos...
-No, esa es "Quien le teme a Joe Black".
-Ah, me confundí...
-No importa. Te cuento muy por arriba, Brad Pitt y su esposa, no sabés que divina, creo que era Cate Blanchet, no ne acuerdo, iban en un ómnibus, y de repente estas bestias de las cuevas, porque, ¡vivían en cuevas!

-¿Pero existe gente que ahora vive en cuevas?

- Sí,por allá, por Marruecos, o los beduinos del desierto...

-¡No te puedo creer! ¿Existen beduinos ? Yo creí que eran de "Las Mil y Una Noches"

-Yo tampoco creía que existe gente que vive en cuevas, pero pregunté después de salir del cine si esa historia era real, y viste, estábamos en barra, y viste, Ernesto, el de lentes, que se pasa todo el día leyendo, ¡es un ratón de biblioteca, juá juá! Bueno, Ernesto me preguntó si yo vivía en este mundo.

-¡Qué tarado!

-Y bueno, por algo siempre está metido entre los libros... es tan feo que no tiene con quien salir.

-¡Ja ja! Le va costar encontrar una mujer, bueno,lo único que podría conseguir sería a la hija de la siervienta, ja ja. Pero te sigo contando, Marita decía que esa gente es impresentable, que le da asco verles la boca, las uñas sucias, también hay mujeres, ¡no se lavan!

-¿Como que no se lavan?

- No, hacen todo eso, y ta, creo que no usan bombacha, pero imaginate, deben tener un olor...

-¡Qué asco! ¿Y qué pasó con la loca?

-Pah, le dijo a Marita que si eso era todo lo que tenía para opinar de la gente,¡que la despreciaba y deploraba! ¡Le dijo a Marita que no tenía corazón! Pobre Marita, mirá si justo ella no va tener corazón, que todos los años se pone con la parroquia por los desposeídos...

-Seguro que "La Loca" no tiene ni idea...

-No, si tenía, y ahí me quise matar. "La Loca" le dijo que era bárbaro estar calentita en la casa, mirando Babel en DVD en su plasma, o mirando el informativo, y todavía "La Loca" le dijo: ¿vos querés acompañarme a un lado? Imaginate,Marita se quedó petrificada. "La Loca" le dijo: "Vieja de mierda, yo te voy a llevar al asentamiento y te voy a sentar a la mesa con "esa gente", ¿te creés buena por poner una guita? , dale, ¿venís conmigo? - le seguía diciendo "La Loca". Marita le dijo y admiro su paciencia que a estas horas, no pretendería que se fuera a meter en un lugar de esos, que no pensaba ir a donde la fueran a robar.. Mirá que Marita tiene una paciencia...

Anna Donner Rybak © 2011

SIMONE II


Segundo Acto
El segundo sexo: un Otro.

Yo estaba entre los estudiantes más destacados. Era vehemente cuando expresaba mis opiniones y filosa en la polémica. Los varones me buscaban y se enorgullecían de mi amistad.

Un día, René Maheu, que formaba con Paul Nizan y Jean Paul Sartre un trío inseparable, me entregó un dibujo que Sartre había hecho para mi. Me hice amiga suya, y me habló de la Cosmología eugénica, que había compuesto a partir de un personaje de Cocteau.

"La casta superior es la de los Eugenios, está formada por Sócrates, por Descartes, y en la actualidad por Nizan, Sarte y yo. Luego están los Marranos, que nadan en el infinito y los Mortimer, que nadan en el azul. Usted está ubicada entre las mujeres humosas, que tienen un destino. También hay animales metafísicos: el catoblepas, que se come los pies, el catoborix, que se expresa con borborigmos, y casi todos los colaboradores de la Nouvelle Revue Francaise. Se lo digo, Simone, todo pensamiento de orden es una tristeza insoportable. El Eugenio trata de hacer de su vida un objeto original y alcanzar cierta comprensión de lo que es único. Usted pierde su tiempo con gente que no vale la pena. Me pregunto qué lugar queda para mí en medio de la banda que la rodea. Usted es un castor. Los castores andan en banda y tienen espíritu constructivo. Sartre quiere conocerla."

Me sumo a "Los compañeros"

Comprendí rápidamente que Sartre los aventajaba a todos en sus conocimientos.

SARTRE SE CORRESPOPNDIA EXACTAMENTE CON EI IDEAL QUE ME HABÍA HECHO A LOS QUINCE AÑOS. ERA UN ALMA GEMELA EN LA QUE ENCONTRÉ, INCANDESCENTES, TODAS MIS PASIONES.

Deshacíamos todos los idealismos, nos burlábamos de las almas nobles, de todas las almas y los estados de ánimo, de la vida interior, del misterio, de las elites. Planteábamos que los hombres no eran espíritus sino cuerpos prisioneros de sus necesidades, arrojados en una aventura brutal.

Cuando conocí a Sartre, él ya tenía esbozadas las ideas que estructurarían su obra filosófica. Me sentí por primera vez en inferioridad de condiciones. Sartre apoyó mi proyecto de escribir, pero yo descubrí que la novela que estaba haciendo presentaba mil problemas en los que no había pensado. Los demás tenían más claro como encararían sus obras; yo tomé conciencia de que mi camino recién se iniciaba. Fue la primera vez en mi vida en que me sentí intelectualmente imferior a persona alguna.

En otoño de 1929 Sartre y yo formulamos nuestro compromiso del Carrousel. Sartre no tenía vocación por la monogamia. No pensaba renunciar a la diversidad.

"El nuestro es un amor necesario. Conviene que conozcamos también amores contingentes".

El pacto incluía la transparencia,nos contaríamos todo, incluyendo los amores "contingentes".

Mi misión era tomar conciencia del esplendor de la vida. Tenía que escribir ese esplendor para rescatarlo de la nada. Sartre vivía para escribir, él quería testimoniar todas las cosas, exponerlas. Nos parecía inevitable que cada uno de nosotros cumplera su misión. Escribir, crear. Nos atrevíamos a esa aventura creyéndonos dueños absolutos de nosotros mismos.
...
Poco quedaba de mi solitaria adolescencia: tenía muchos amigos y la relación amorosa con Sartre tomaba diversas formas. Había tenido mi primer "amor contingente", Jacques Bost, discípulo de Sartre.

"Me acosté con el pequeño Bost hace tres días. Fui yo la que se lo propuso, por supuesto. Tu castor. "

Sartre aceptó, era parte del pacto.
Muchos hombres me hicieron comprender que era atractiva.
...
En mi juventud había sido dominada por dos preocupaciones: vivir intensamente y realizar mi vocación de escritora. Mi empresa Había sido mi propia vida. Tenía dos propósitos: ser dichosa y entregarme al mundo a través de mi obra. Era feliz gracias a mi relación con Sartre de modo que sólo me preocupé por tener una experiencia de vida lo más rica posible. Veía cosas insospechadas y las investigaba con tenacidada: la cultura, las gentes, el mundo.

Queríamos ver todo por vez primera, descubrir, inventar. Ya habíamos inventado nuestra relación y nuestra libertad.

"El hombre debe ser creado de nuevo"-"Un día la gente se sacudirá su esclerosis e inventará su vida, como nosotros hacemos ahora".

EL SEGUNDO SEXO

La idea de escribir "El segundo sexo" surgió por casualidad. Quería escribir una novela de sobre mí misma, y me dí cuenta de que para hacerlo debía indagar sobre la condición femenina.
Comencé mi investigación en octubre de 1946. Hice un ensayo sobre los mitos que los hombres habían creado acerca de la mujer a través de las cosmologías, las religiones, las ideologías y la literatura.

Mi tesis central era de una audacia infinita. Afirmaba que la mujer es el otro de la cultura y que esto era así por la opresión de los hombres sobre las mujeres, y que el universal era masculino.

Era extraño y estimulante descubrir a los cuarenta años un aspecto del mundo que hería mi vista y antes yo no veía. Pero Sartre me decía que debía agregar la historia y también las bases fisiológicas de la diferencia entre el hombre y la mujer.

¿Qué quería decir ser "el otro"?

El sometimiento de la mujer se iniciaba en una operación de la conciencia. El sujeto (hombre) se definía a sí mismo separándose de lo Otro. Así quedaban dos términos formados: el Sujeto, que es libre y el Otro, considerado como un objeto. Lo que definió la situación de la mujer es que se descubrió y se eligió en un mundo donde los hombres le imponían que se asumiera como el Otro.- "Todo conjunto humano incluye a un otro¿Cómo se supera esa situación?"- me preguntaban.
Cuando el Otro era un sujeto, luchaba para lograr la reciprocidad. Así era como se llegaría a la verdadera situación de alteridad.

La fórmula de la relación de la alteridad entre el hombre y la mujer, sería que la mujer fuera Otro, era diferente, pero también era un sujeto. La mujer era libre y se realizaba en su proyecto.

¿Qué problemas trataban "El segundo sexo"?

Cada vez estaba más sesgura de que la mujer no nacía, sino que se hacía. Había revisado todas las teorías de cada disciplina para evaluar qué aportaban al problema de la mujer. Y conclluí que sobre ella no pesaba ningún destino, ya fuera fisiológico, psicológico o económico. La mujer podía ser tan autómata como el hombre.

Seguí el consejo de Sartre y me sumergí en los libros de fisiología y de historia. Hice un inventario de todo lo que había aparecido en psicología y sociología. No me limité a una compilación. los prejuicios de los investigadores, mujeres y hombres aparecían con toda claridad. Me dediqué a reestablecer "los hechos"; discriminándolos de los preconceptos.
Antes se adjudicaba la diferencia entre el hombre y la mujer a su función diferente en la fecundación. pero ahora la biología establecía que los organismos machos y hembras no eran diferentes. Por el contrario, eran simétricos y complementarios.

Cuando recorrí los grados de la escala anaimal, noté que la vida se individualizaba de abajo hacia arriba. En las especies más primitivas la vida se empleaba para el mantenimiento de la especie, mientras que en las más desarrolladas aparecían los individuos singulares. La vida adoptaba las formas más complejas y se individualizaba en los mamíferos.
La separación de los dos momentos vitales, mantener y crear se realizaba de una manera terminante en los mamíferos: la madre tenía con la cría relaciones sumamente estrechas (matenía la vida) y el padre se desentendía de ellas (se dedicaba a crear).
Todo el organismo de la hembra estaba adaptado a "la servidumbre de la maternidad". La iniciativa sexual quedaba en manos del macho.
La hembra era prisionera de la especie.

La vida entera de la hembra estaba regulada por un ciclo sexual que estaba ligado al celo. Era el ciclo del estro.
La hembra era pasiva cuando estaba en celo. Era tomada por el macho. El la inmovilizaba y realizaba los movimientos activos del coito. La penetraba: tenía que vencer una resistencia. La hembra aparecía como una interioridad violada.
La hembra sufría el coito, que la separaba de sí misma por la penetración y la fecundación interna. La aventura sexual era vivida por ella como una experiencia interior y no como una relación con el mundo y con el otro.
La diferencia fundamental entre el macho y la hembra mamíferos consistía que para el macho , en el mismo momento en el que su vida trascendía en Otro, el espermatozoide se desprendía de su cuerpo. El proceso de la hembra era inverso: el óvulo había empezado a separarse de ella cuando se desprendía del folículo, pero penetrado por una célula extraña se instalaba en el útero.
Entre los mamíferos, el macho luchaba por su autonomía. Era más grande, más rápido y más aventurero. Su vida era más independiente, sus actividades eran más libres. Era siempre el que mandaba en las sociedades animales. La hembra, en cambio no se afirmaba en su individualidad. No se oponía a los machos ni a las otras hembras. Aceptaba sin elegir, al primer macho que aparecía.

La individualidad de la hembra estaba frenada por el interés de la especie. Perecía poseída por potencias extrañas.

A medida que era mayor la individualidad, la oposición entre los sexos se acentuaba. El macho diversificaba sus actividades.
En la hembra se agudizaba el conflicto entre sus propios intereses y los de las fuerzas generadoras que la habitaban. Esto se expresaba en que el parto era más difícil y peligroso.
La mujer era la más individualizada de las hembras y también era la más frágil, la que vivía más dramáticamente su destino y la que se distinguía más profundamente de su macho.

Entre la pubertad y la menopausia se desarrollaba en la mujer el complejo proceso de la menstruación, que conmocionaba su organismo. Casi todas las mujeres sufrían turbaciones durante ese período, provocadas por la inestabilidad de la hipófisis y de la tiroides: gran fragilidad nerviosa, cefaleas.
Durante la menstruación la mujer experimentaba del modo más penoso, que su cuerpo era una cosa oscura y extraña.
La mujer, como el hombre era su cuerpo. Pero su cuerpo era distinto de ella.
La gestación era un trabajo que no ofrecía a la mujer ningún beneficio individual, pero que le exigía sacrificios notorios. En los primeros meses solía tener falta de apetito y vómitos.

El mismo parto era doloroso y peligroso. Así se manifestaba la rebelión del organismo contra la especie.

En esa crisis se veía que el cuerpo no siempre satisfacía a la especie y al individuo a la vez. Podía suceder que el niño muriera , o que al nacer matase a su madre.

"¿A quién salvamos? ¿Al niño o a la madre? - Salve al niño."

La lacancia también era una agotadora servidumbre. La subida de la leche era dolorosa y traía fiebre. La madre alimentaba al niño a costa de sus propias fuerzas.

Las mujeres encerraban dentro de sí un elemento hostil, era la especie.

El ciclo generador concluía por medio de una crisis también dificil: la menopausia.

El organismo femenino tenía una inestabilidad que no presentaban los varones, había alteraciones en la fijación del calcio y fenómenos nerviosos.

El conflicto especie-individuo daba al cuerpo femenino una fragilidad inquietante.

En ninguna hembra la esclavitud del organismo a la función reproductora era tan fuerte y rechazada como en la mujer: la crisis de la pubertad, y la menopausia, la maldición menstrual, el embarazo largo y difícil, los partos riesgosos.

Su destino se volvía más pesado cuanto más se rebelaba contra él al afirmar su individualidad. El macho, en comparación, aparecía como un privilegiado. Su vida genital no se oponía a su existencia personal. Se desarrollaba de manera continua, sin crisis y sin accidentes.

La debilidad, la inestabilidad, la falta de control y la fragilidad relativas de la mujer eran hechos que provocaba que su aprehensión del mundo fuera más limitada. Y que también tuviera menos firmeza y perseverancia en sus proyectos. Y era menos capaz de realizarse.

Su vida individual era menos rica que la del hombre.

El inmenso progrreso realizado por el psicoanálisis consistía en considerar que todos los factores de la vida psíquica tuvieran un sentido, un sentido humano. En concreto, no existía el cuerpo tal como lo describían los sabios, sino el cuerpo vivido por el sujeto.

La naturaleza no definía a la mujer. Era ella quien se definía a sí misma. Ella recreaba su naturaleza femenina a través de su afectividad y de sus vivencias.

La mujer era una hembra en la medida en que se experimentara como hembra.

Fuente: Simone de Beauvoir para principiantes (Analía Efrón, Luis Roca).

Anna Donner Rybak © 2011

Mujeres y Letras

SIMONE


Primer Acto.

MUJER – HOMENAJE

8 de marzo Día internacional de la Mujer

Biología sin destino; la mujer no nace, sino que se hace.

Mientras miro atrás y veo a esa criatura adolescente, me asombra ver como fui estafada. A la larga, todo cuanto uno creyó ser, en verdad fue un mero existir. El interlocutor de los intelectuales son las masas, y no el entablishment.

Sufrir las contradicciones del mundo no sirve de nada, pero olvidarlas es mentirse. Las palabras, universales, eternas, presencia de todos en cada uno son lo único trascendente que reconozco y me emociona; vibran en mi boca y mediante ellas comulgo con la humanidad.

Un día me dije:"Tengo cuarenta años". Cuando desperté de esa perplejidad, tenía cincuenta. El estupor que entonces se adueñó de mi todavía no se ha disipado.

La entrada de la casa de mi niñez estaba ubicada entre los cafés "La Rotonde" y "Parnasse". “La Rotonde” se llenaba desde las diez de la mañana con gente que tomaba parada o sentada. Escuchaban jazz, la "música negra" tocada al piano. Ahí se emborrachaba Modigliani, que vendía sus cuadros por monedas.

Mis padres formaban una curiosa pareja.

Papá, un parisino cosmopolita, estaba tan convencido de su superioridad con respecto al mundo, de su refinamiento y de sus dotes espirituales que no emprendió ninguna tarea que le haya dado dinero. -La nobleza es un rasgo espiritual. Una mujer es lo que su marido hace de ella- decía.

Mamá, una católica devota, de provincia, se casó con mi encantador padre, siendo una bella heredera, pero sus padres (mis abuelos) no recibieron la dote prometida. Mi abuelo se fue a la quiebra y a la cárcel tiempo después de su casamiento. Entonces los sueños de papá se hicieron humo porque se había casado con mamá para darse la gran vida. Mamá siempre se sintió culpable: "El no ha nacido para tareas menores".

A papá no le gustaba la profesión de abogado pero el teatro fue su verdadera pasión. Crecí viendo a mis padres representando funciones a beneficio y en salones privados.

De muy chica sorprendí a todos con mi precocidad, a los tres años yo leía y recitaba fábulas y largos poemas que papá me enseñaba.

Aprendí de mamá a controlar mi lenguaje, a censurar mis deseos, a decir y a hacer lo que exactamente se debía decir y hacer. - De nuestra obediencia y de nuestra piedad depende que Dios salve a Francia.

A los siete años fui una niña modelo. Me había influenciado mi confesor, el Padre Martín. Me gustaba oír en la mañana gris el ruido de nuestros pasos sobre las losas, sentir el olor del incienso y el vaho de las velas. Me arrodillaba a los pies de la Cruz soñando con la taza de chocolate que me esperaba en mi casa.

Yo era tan piadosa como mi madre; para mi no había diferencia entre su mirada y la de Dios.

A los trece años, me flagelaba en secreto, esperando que se abrieran para mi los misterios de la Santidad.

A medida que yo iba entrando en la adolescencia, mis firmes creencias de la infancia se iban agrietando cada vez más.

Un verano, mi madre dejó pasar un libro sin censura. Vi escenas de amor ardiente y desde entonces me entregué a mis fantasías eróticas antes del sueño.

A los quince años era presa de un arrebato sexual muy violento, sin tener la menor idea de qué se trataba. Sentía muy vagamente que me faltaba otro cuerpo. Cuando fui a confesarme con el padre Martín me decepcioné gravemente. Mientras mi confesor me hablaba, una mano imbécil se había abatido sobre mi nuca, doblaba mi cabeza, pegaba mi cara contra el suelo. A partir de entonces nada se interpuso en mi camino hacia el escepticismo. Nada me haría renunciar a las alegrías terrenales. Me resultaba más fácil pensar en un mundo sin creador que en un creador que sufriera todas las contradicciones del mundo. Por vez primera me enfrenté con el miedo a la muerte.

Mi madre tenía autoridad sobre mí. Yo la respetaba. Había adquirido sus mismos valores, el deber, el mérito. Y los tabúes sexuales siguieron siendo centrales en mi vida. No le conté a nadie mi crisis espiritual y seguí comulgando. Sufría por sentirme marcada, vacía, separada.

A partir de entonces elegí mis propios libros y algunas lecturas me hicieron cambiar la opinión que tenía de mi misma. "Soy valiosa. Me atrevo a ser yo misma".

Una tarde, a los catorce años, estaba ayudando a mi madre a lavar los platos. Por la ventana vi otras cocinas donde otras mujeres frotaban cacerolas o pelaban verduras. Me pregunté: "Estas horas infinitamente repetidas y que no llevan a ninguna parte: ¿Viviré yo así? Si no hay ninguna meta ¿para qué caminar? NO, NO ME CASARÉ NI SERÉ AMA DE CASA, MI VIDA CONDUCIRÁ A ALGUNA PARTE."

Comencé a imaginar un amor en el cual el intercambio intelectual fuera intenso.

Mi hermana ya no me idolatraba, mi padre me hallaba fea, mi madre desconfiaba del oscuro cambio que adivinaba en mi.

Zazá era mi mejor amiga desde los diez años. Compartíamos el mismo banco de la escuela. Era morena, desenvuelta, descreída. Zazá marcó mi juventud. Nos llamaban "Las Inseparables". Sus padres me toleraban las conductas que los míos me prohibían. Conversábamos de nuestros estudios, nuestras lecturas, de lo que conocíamos del mundo, no de nosotras mismas. Yo no pretendía que Zazá sintiera por mí algo tan definitivo como yo por ella: me bastaba ser su compañera preferida. La admiración que sentía por ella no me disminuía a mis propios ojos.” (Memorias de una joven formal)

Zazá descubrió antes que yo que estábamos rodeadas cristiana falsa. Queríamos salir del mundo en que vivíamos, al que sentíamos hipócrita.

Cuando abandoné la fe y la obediencia Zazá fue mi sostén. Compartíamos un gran deseo de felicidad. Hablábamos de lo que quería cada una para el futuro.

Yo quería trabajar, ser independiente, y concebía el amor como una relación entre dos compañeros, y él debía ser culto, superior. A Zazá solo le importaba la sensibilidad, el entendimiento. “El podría ser un obrero”, me decía. Juntas nos enfrentábamos a la mediocridad del Colegio. Discutíamos con ardor cada concepto y chocábamos con las limitaciones y pacaterías del ámbito escolar.

Decidí dedicarme a la vida intelectual, ser profesora y escribir. Pasé brillantemente mis exámenes, terminé el colegio y elegí mi carrera. Quise doctorarme en filosofía en La Sorbona, y las profesoras del Colegio pusieron el grito en el cielo para inquietar a mi madre. Le decían que la filosofía corroía mortalmente muchas almas y que en un año en La Sorbona yo perdería la fe y las buenas costumbres. Mas mi padre, aprobó mi proyecto, y me dijo que sería profesora de liceo. Entonces acepté estudiar letras y no filosofía. Mi madre pensaba que la literatura era menos sacrílega.

Al mismo tiempo me enfrenté con varias versiones de la moral sexual. Me molestaba que se impulsara a los muchachos a iniciarse sexualmente con chicas de clase inferior y que a las mujeres se les exigiera pureza. Yo era demócrata y romántica. Quería que la pureza fuera un deber para todos. Pensaba que cuando encontrara al verdadero amor me entregaría en cuerpo y alma. No me gustaba el sentido práctico de mis primas, que se permitían licencias con sus amigos, pero cuidándose de permanecer vírgenes.

Ya era grande. Mi primer viaje sola. Estaba actuando bastante bien. Pero todos esos hombres que me miraban me ponían nerviosa.

Yo era una estudiante entusiasta y rigurosa. Haría la licenciatura en letras con Zazá en la Escuela Normal de Neuilly. Estudiaría matemática general en el Instituto Católico y cursaría filosofía en La Sorbona. ¡Había logrado ser una estudiante!

Un día mi madre consideró que había llegado el momento de hablar de sexo conmigo. Yo temía a ese momento. Me dijo que había “ciertas cosas” que “tenía” que “saber”. Entonces le respondí: “Ya las sé”. Ella, piadosa me contestó: “Dios va guiar tus pasos” . Entonces tomé coraje y le dije “ya no creo más”. Ella me respondió: “¡Pobrecita! Si no crees en Dios no podrás ser feliz”. Me sentí muy aliviada. Por fin me había sacado la máscara.

Ya no me encontraba a gusto en casa. Desde mi confesión de la crisis religiosa, mi madre había dejado de hablarme. Entonces esperé complicidad por parte de mi padre, pero él también me rechazó. Me dijo que me pasaba todo el día metida en libros. “Tu prima es graciosa y conversadora. Tú nunca hablas cuando ella viene a tomar el té”. ¿Qué demonios quería? El mismo había elegido para mí tres carreras difíciles. No podía esperar eso de mí, estudiaba todo el día y no podía dedicarme a frivolidades.

Mi padre comenzó a sentir resentimiento cuando me vio estudiar. El hubiera preferido casarme con un hombre distinguido y volver así a un círculo social superior. Mis profesores le parecían unos pedantes que tenían ideas distintas a las suyas. Mi padre creía en la nación, en la raza, en la casta, en la familia, en la patria. Yo, creía en los derechos del hombre, el pacifismo, el internacionalismo y el socialismo.

La literatura tomó el lugar que había ocupado la religión en mi vida. Antes había leído solamente a los autores clásicos, que eran como monumentos: grandiosos pero ajenos. Los libros de escritores contemporáneos que ahora leía eran de hombres de carne y hueso, y hablaban de la vida actual.

El conflicto estalló. Mi padre sostenía que la literatura contemporánea era decadente e inmoral. Comenzamos las discusiones por aquellos autores, y las continuamos con los valores de la vida.

En cuanto abría la boca, les daba de dónde agarrarse, y me encerraban de nuevo en ese mundo del que había tardado tantos años en evadirme, donde cada cosa tiene su nombre, su lugar y su función. Donde el odio y el amor, el mal y el bien son como el negro y el blanco. Ese mundo bañado de una implacable luz, que la sombra de una duda no roza jamás. Prefería guardar silencio” (Memorias de una joven formal)

Los escritores de la nueva generación también se habían rebelado contra los padres, la familia, la tradición. Se proponían ser auténticos y entendían la sinceridad con uno mismo. Para lograrla, se detenían en el análisis detallado de cada estado de ánimo. Estaba bien visto mostrarse inquieto, insatisfecho. Y yo me entregué a la inquietud.

Ya nadie creía que debía importar el bien y el mal, sino en que el hombre debería realizar su destino por el camino del bien o por el del mal, sin importar moral alguna. Admitían los actos inmorales siempre que fueran gratuitos, desesperados y rebeldes.

Comencé a flirtear con mi primo Jacques, un joven inquieto. Hablábamos durante horas del arte moderno y de sus proyectos literarios. Me prestó más libros. Así como él, me introduje en el arte moderno, las obras de Picasso, Braque o Matisse.

Me enamoré de Jacques en silencio. Pero él tenía una vida de la que yo no participaba. Frecuentaba los bares de Montparnasse, por donde habían pasado Trotski, Lenin, los cubistas, los surrealistas; era el comienzo de la contracultura, las drogas y el amor libre.

Mi amor por Jacques me atormentaba. El tenía un ánimo cambiante que me hacía dudar de sus sentimientos. Pero cuando él pareció definirse, yo comencé a dudar de mi propia aceptación. Me parecía que Jacques era poco serio y sospechaba que su rebelión contra la familia terminaría cuando se casara.

Jacques me había desilusionado. Nada me interesaba. Nunca sería feliz, nunca encontraría a alguien como yo.

Fuente: Simone de Beauvoir para principiantes (Analía Efrón, Luis Roca).

Anna Donner Rybak © 2011

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