Una mujer rara


I
No sabría decirse si María Eugenia era ingenua o jodida.

Lo único que podría decirse de ella es que era rara. Podría ser que se tratara de una engreída, porque caminaba altiva, como modelo en la pasarela, mirando siempre hacia el frente, estirándose hacia el cielo, como las bailarinas, y la mirada perdida en algún punto del horizonte lejano.

Solía vérsela sola.

- ¡Y quién podría tener paciencia para soportarla!- decían las otras damas reunidas en La Giralda, mientras aguardaban les sirvieran el té.

Un dejo de melancolía con frecuencia emanaba de la expresión de su rostro, los ojos ausentes, vaya a saber donde andaba volando.

Se evadía, y en décimas de nanosegundos, estaba en un instante perfecto; era muy exigente con los escenógrafos, detallista al máximo, el foco y el color eran asuntos de vida o muerte, los hombres temían no dar con el tono, temían saturarlo o apagarlo, no sabían tampoco cuál era el foco deseado, y siempre estaban nerviosos.

Por supuesto, se evadía con El.


II

Muchos eran los muchachos que la pretendían, pero sólo cierta franja tenía alguna posibilidad, el resto, mejor que ni lo intentara.

-¿Qué le ves? – preguntaba su mejor amiga – es ¡un viejo!

- Los jóvenes son predecibles y no guardan nada en la caja de sorpresas.- respondía ella.

- ¡Pero te lleva muchos años! Podrías tener a quien se te antoje, alguien “lindo”, ¿no ves cómo te miran? ¡Allá! Parece ser el hijo de Herrera Lussich, ¡mirá que estampa! ¿Qué le ves a ese señor? Es mayor, y sólo habla de política. Siempre con su traje azul, ¡es un viejo!

-¿Y yo qué soy?

-¿Cómo “yo que soy”?

- El es viejo, yo no soy “tan” vieja.

- No puedo evitarlo: pienso en ustedes en la intimidad y me causan rechazo… ¿Mientras te hace suya te habla de números?

-No, me recita poemas.

-Claro si es un viejo cursi, me había olvidado. No sé cómo te interesa un hombre que hace poesía. ¡Son todos raritos! Y pensar que el hijo de Herrera te subiría en el Pontiac que acaba de estrenar… ¡te subiría hasta en el biplano Henry Farman! Y vos... descartás a esos valientes aventureros, para quedarte con un viejo romántico.

-No me entiendas; yo me entiendo. Ah, y conectamos por poesías metafísicas.

-Claro, ¡esas son las que dictás en la cátedra de Literatura de la Universidad de las Mujeres! ¡Por favor, bajá a la Tierra! Pensar que nosotras, que bordamos, cosemos, sabemos cocinar, hicimos clases de protocolo y buenos modales, sabemos piano, y somos piadosas cristianas, y somos las que estamos listas para el matrimonio, tenemos que rezar todas las noches para que se nos dé, y a vos, que te importa un rábano, todos quieren casarse contigo.

-Yo no tengo la culpa si quieren casamiento. Les expliqué de todos los modos posibles que no me interesa en absoluto. Ahora que lo pienso, cuando venga la próxima propuesta, le hablo de vos.

-No sé... ¿será decente que vos le hables de mí a un hombre? ¿No debo esperar a que él tome la iniciativa?

-Sabés que yo, de eso no tengo la menor idea.


III

María Eugenia se vestía a desgano. Tanto insistieron las demás, tanto se negó, y tanto siguieron insistiendo, que perdió la paciencia y aceptó.

¡Qué pérdida de tiempo esas intrascendentes oratorias que se suscitaban en las confiterías! ¡Qué huecas y tontas eran! Tendría que hablar de algo, ¿de qué hablaría con ellas? Hablaría de moda. Al menos era un tema interesante, todas estarían sentadas, y alabarían su negligente vestido roto cerrado simplemente con alfileres de gancho con un dejo de hipocresía, y entonces le preguntarían cómo se le habría ocurrido aquella cuestión "vanguardista", y ella respondería que se lo prestó una amiga, entonces las otras con horror la mirarían.

Pero aquella noche, las mujeres hablaban de otra cosa. Estaban intrigadas, pues alguien había anunciado que tocaría algo nuevo. Un año antes, Matos Rodríguez había compuesto una marcha para una peña; La Comparsa.

¡Si no vas acompañada de ningún muchacho te llevará tu hermano! – le ordenaron.

Mi hermano”- pensaba ella – “tan formalito y distinguido profesor, qué aburrimiento, por favor.


IV

-¿Cómo? ¡No me vas a decir que prendés la “laptop” y vas a tu casilla de email y esperás una poesía! ¡Así que estás con él! ¡Ya me lo sospechaba! ¡No lo puedo creer!

-No veo por qué.

-Primero porque es un tipo casado.

-Ese no es mi problema, no soy resposable de sus decisiones, él lo es.

-Pero; y la esposa, ¿cómo podés arruinar una familia?

-¿Yo arruinar una familia?

-¡Claro! ¡Estás con un hombre que tiene dueña!

-¡Nadie en este mundo tiene un "dueño"! ¡Cada uno elige y es absolutamente responsable de sus elecciones!

-¿De verdad no te sentís culpable por su esposa?

-Yo no soy quien se debe pre.ocupar por la esposa, sino, como vos decís, su dueño. Y si a él no le importa, son cosas de ellos.

-¡No tenés corazón!

-¿Yo?

-¡Sos una egoísta! ¡No te importa ser una destructora de hogares!

-Momentito, que si su hogar está destruído; es porque está destruído.

-No entiendo.

-Que está destruído por razones que nada tienen que ver conmigo.

-¡Sos un témpano de hielo! ¡No te importa que la esposa sufra!

-A mi me importa él; no su esposa.

-Además, no entiendo cómo te peude gustar un eterno romántico. ¡No existe el romanticismo en estos tiempos! Si es romántico es cursi y si es cursi, es…

-¿Qué? ¿Qué es?

- Y bueno, la mayoría de los hombres no hacen poemas. Y los hombres que hacen poemas…

-¡Nada! ¡Son hombres que hacen poemas!

-Tenés que salir más… ¡A ver si de una buena vez conocés a alguien como Dios manda! ¡Alguien que te lleve a cenar, al cine, al teatro! ¡Y hacés tu familia en vez de seguir destruyendo las familias ajenas!

-Primero, yo "me llevo" sola. No necesito que nadie me lleve. Segundo no voy a hacer ninguna familia, y tampoco destruyo las otras.

-Bueno, era una manera de decir…

-¿Creés que tengo paciencia para esperar que me vayan a buscar a la salida del trabajo? Me gusta desplazarme con mis pies, detesto las ataduras. En el único lugar que necesito a un hombre es en una habitación, que podamos abrir y cerrar las celosías, donde no exista ningún reloj, nuestra habitación vendría a ser nuestro lugar en el mundo.

-¡Mirá que Dios le da pan al que no tiene dientes! Todas morimos para que nos inviten a salir, para que nos lleven a cenar, ¡para que nos luzcan por la rambla!

-Querida, yo por la rambla me luzco sola.


V.

-Era de esperarse que ella terminara así.

-Exacto, si siempre fue una desvergonzada.

-¡Siempre estuvo loca! ¡Sólo una loca podría haberse comportado con el desparpajo y el atrevimiento que ella lo hacía!

-Me da pena, por el hermano. Debe de haber sido un bochorno para su trayectoria tener una hermana loca y rara. ¡El sí que es una eminencia!

-Al fin y al cabo,lo mejor que le pudo pasar al genio es que esa hermana haya muerto. Sino, sólo le traería problemas.

-¡Lógica viva, querida!

Anna Donner Rybak © 2011

Yo creía que Artigas era asexuado...


El Natalicio de Artigas, el 19 de junio, la Batalla de Las Piedras, el 18 de mayo, libros descriptivos de esos hechos, de cuyo héroe y protagonista, Don José Gervasio Artigas, nada nos contaban. En cuarto año de escuela yo llegué a pensar que Artigas no tenía familia. Menos aún habría podido imaginarlo enamorado, y apasionado, con hijos con varias mujeres, ¡Horror! ¿Cómo habrían de enseñarnos a un Artigas, según el punto de vista Conservador, enamoradizo, y que vivía pasiones? Por supuesto que no, el héroe de una nación, SU HEROE, es un héroe, y los héroes, eran algo así como una especie de dioses, no comían, no dormían, no iban al baño, y menos aún, se ENAMORABAN, y menos aún eran apasionados, y tenían amores VARIOS.

Todo eso que nos fue vedado. HASTA AHORA. Marcia Collazo Ibáñez, que estoy segura si este libro hubiera aparecido en los tiempos que íbamos a la escuela, habría sido acusada de blasfemar la imagen del héroe.

Pero por suerte, gracias a Marcia, sabemos que Don José Gervasio Artigas, era un APASIONADO. Este Artigas de Marcia, es un Artigas Vanguardista, jamás lo ví antes. Así que... Gracias Marcia, y a todos, imperdible no se pierdan Amores Cimarrones, Las Mujeres de Artigas.

PROLOGO DE MARCIA COLLAZO IBAÑEZ

Figuran en esta obra seis mujeres de significación en la vida de José Artigas: tres de ellas de su misma sangre – la abuela paterna, la abuela materna y la madre – y tres de sus amores; no los únicos, pero seguramente los principales. Faltan otros nombres, que no han sido incluidos debido a la casi absoluta carencia de documentos y referencias históricas, que hace prácticamente imposible decir algo sobre ellos. Se trata de un obstáculo no menor para una novela histórica, ya que ésta, aunque una trama ficcional, debe contar por la fuerza con algunos asideros fácticos que la hagan posible. Así pues, he dejado fuera de estas páginas a las dos mujeres desconocidas con las que José Artigas tuvo a Pedro Mónico y María Escolástica, respectivamente; a Matilda Borda, la pulpera con la que tuvo a Roberto, y a Clara Gómez, la que habría sido en tierra paraguaya su última pareja, y con la que habría tenido a Simeón.

La importancia de las mujeres en la vida de Artigas fue, sin lugar a dudas, profunda, compleja y perdurable. Para la historia, en cambio – al menos para una historia oficial estructurada desde prácticas discursivas y modos de objetivación que han tendido a ignorar o minimizar a la mujer como sujeto de transformación- parece haber sido prácticamente nula. Sin embargo, ellas han estado ahí. Ellas han presenciado los mismos acontecimientos, han contribuido a crear la urdimbre de sus significados, y según creo, se han hecho inolvidables – cada una a su modo – para el hombre de carne y hueso que en esta novela las une y las convoca.

Durante mucho tiempo me he preguntado, casi con una suerte de obsesión, por la huella de estas mujeres en la vida de Artigas. A través de la investigación histórica encontré algunas respuestas, casi todas indirectas, casi todas desesperadamente escasas; sin embargo el ambiente, la época, las creencias y las costumbres, todo estaba ahí, latiendo y señalando, como un gigantesco rompecabezas desparramado. Faltaba tender los hilos, descubrir las conexiones, las coincidencias, las sincronías del entramado. La creación literaria me permitió imaginar y compaginar el resto, o por mejor decir, intuirlo, dejarlo crecer, y desplegarse en mí, lo mismo que las ramas un árbol. En definitiva, me propuse recrear el alma, la raíz, el sentimiento y también la razón que alentó en estas mujeres, sin mengua del rigor histórico allí donde este debe ser respetado.

Por otra parte, la honda influencia femenina en todos los procesos revolucionarios del continente americano es innegable. Parafraseando a la escritora venezolana Teresa de la Parra, ellas “son las abanderadas de este sentimiento de encono que está pidiendo a gritos una protesta. Como lo demostrarán en la Independencia, bajo su exterior lánguido tienen un alma de fuego lista para todas las exaltaciones, todos los sacrificios y todos los heroísmos […] Las mujeres asisten a los comentarios, a la exposición de nuevas ideas, a todos los gérmenes de revolución que van creciendo a puerta cerrada en las salas y en los patios de las casas principales. Allí, en la tertulia ellas fustigan a los hombres con sus observaciones personales y sus palabras vehementes […] Ellas han tejido con su abnegación el espíritu patriarcal de la familia criolla y al pasar sus voces sobre el idioma le labraron en cadencias y dulzuras todos sus propios ensueños. Cuando llega la Independencia una ráfaga de heroísmo colectivo las despierta. Movidas por él pasan en la historia como el caudal de un río”. Un río que es, en todo caso, humano. Sus heroísmos no tienen porqué suponer – aunque muchas veces así sea – actos desenfrenados, épicos o gloriosos, sino la llama y simple cotidianeidad de los días y las noches, los sudores y las fatigas, las porfías y los anhelos, los enconos y las ilusiones con las que se labra una vida, como ha sido el caso de José artigas y sus amores cimarrones: los de la sangre y los de la pasión.

Marcia Collazo Ibáñez, 24 de marzo de 2011.

Violencia Doméstica.


  • Sos un ser humano. (Merecés los mínimos derechos humanos elementales).
  • Sos una mujer (Merecés que te traten como un individuo con vida propia; no como una sombra, no como una sirvienta, si tu pareja está cansada, y trabaja, vos también, su deber es ayudarte).
  • Sos una madre (Merecés que te traten como madre, por más que tu pareja ya no exista, vos seguís siendo Una Madre).
No hace falta que te peguen para ser una víctima más del flagelo de la Violencia Doméstica. Existen miles de comportamientos que son violentos, no hace falta un castigo físico.

La Violencia Doméstica es Física y/o Psíquica. Y quien la ejerce es el hombre que está (o estuvo) a tu lado.

Y si tiene alguna de estas conductas, sos una víctima más de la Violencia Doméstica.

NO PERMITAS QUE NADIE TE QUITE EL VALOR, NO PERMITAS QUE TE MENOSPRECIEN, NO PERMITAS BAJO NINGUN CONCEPTO TE ROTULEN (no es necesario hablar para rotular), Y SI EL HOMBRE QUE ES TU PAREJA PERMITE QUE OTROS LO HAGAN; también sos una víctima de la Violencia Doméstica.

Comienza tu historia de pareja.

SU FAMILIA.

Si su familia no te acepta, y te discrimina porque no venís de una familia de Dinero, o por tener ideologías políticas diferentes, y él no te defiende, sos víctima de la Violencia Doméstica.

Si su familia te trata de ladrona, y es una razón de vida o muerte que vos firmes la separación de bienes, para después dejar una propiedad a su nombre. Indirectamente te están viendo como una futura ladrona, y si ven eso en vos, no te valoran ni te quieren. Si él no te defiende, y todavía te propone que firmes, sos víctima de la Violencia Doméstica.

Si su familia no valora tus estudios, tus esfuerzos, y él lo permite, sos víctima de la Violencia Doméstica.

Si su familia te desvalora porque no hacés las tareas del hogar y él lo permite, sos víctima de la Violencia Doméstica.

Quedaste embarazada. Si su familia les pregunta: ¿Quieren continuar con el embarazo?, (NO TENER AL BEBE) es porque no creen en tu capacidad de dar vida, ni dar amor, no te quieren. Si él no te defiende, sos víctima de la Violencia Doméstica.

Nace tu hijo.

Si su familia te acusa de mala madre porque vos trabajás, y elegís una guardería ante una empleada, y él no te defiende, sos víctima de la Violencia Doméstica.

Si su familia no valora tu trabajo, tus talentos, tu dedicación, tu crecimiento en lo que hayas elegido, y él no te defiende, sos víctima de la Violencia Doméstica.

EL.

Si no te cede un ámbito para que le digas cómo te sentís estando con él en pareja, sos víctima de la Violencia Doméstica.

Si sos depresiva crónica, y te dice: “Otra vez con eso”. Punto Uno. Es un Iletrado. Punto Dos. Sos víctima de la Violencia Doméstica.

Si cuando te habla, lo hace de mal humor, te pone cara de molestia, sos víctima de la Violencia Doméstica.

Si cuando te acompaña a los casamientos de tus amigas, se sienta, no dice una palabra, y pone cara de “Qué embole esta m, ¿hasta qué hora me tengo que quedar?”, sos víctima de la Violencia Doméstica.

Estás embarazada. Salís de trabajar y/o estudiar tarde a la noche. El tiene el auto estacionado en la puerta de tu casa, pero no te va a buscar porque está cómodamente viendo TV, y vos “total tenés el bondi que te deja cerquita”, ¡SOS VICTIMA DE VIOLENCIA DOMESTICA!

Si te niega el diálogo, sos víctima de la Violencia Doméstica.

Si tus cosas le paspan, y te las tira por la cabeza (tus logros, tus alegrías por haber ganado algo), sos víctima de la Violencia Doméstica.

PASA EL TIEMPO.

Pasa el tiempo. Vos pedís, necesitás que algo cambie, que él te de una mínima muestra de sensibilidad, y no sucede. Nunca sucede. Pasan los años, y cada día un poco más, vas dejando de ser SER, y vas siendo más COSA, a él le importa un rábano de tu vida de Lunes a Viernes, es un Work Aholic, y primero la empresa, segundo la empresa, y allá por último, te mira, y sigue de largo, y sigue pasando el tiempo, y vos (que también vas a trabajar de Lunes a Viernes), y llega a tu casa y te deja todo tirado, para que vos juntes, si le doblás su ropa, y saca una y todo se vuelve un rollo, si te mira con cara de o., y vos gritás sin hablar: ¡EXISTO!, y él te dice que ya se le acaba la paciencia, y cada día más se instala en su discurso, además de todo lo anterior que venía sucediendo desde que comenzaron a salir, ¡POR SUPUESTO QUE SOS VICTIMA DE VIOLENCIA DOMESTICA!

Sigue pasando el tiempo. Vos creés en otras áreas, y al primero que querés mostrarle es a él, y recibís un “Que lindo” de compromiso, (si tenés suerte), sino, un “Ahora tengo que bañarme, después lo miro”, y al otro día ves que dejó tirado lo que tanto querías mostrarle, ¡POR SUPUESTO QUE SOS UNA VICTIMA DE VIOLENCIA DOMESTICA!

Ese hombre sólo tiene ojos para su trabajo, sus actividades, y para vos, solamente a la hora de satisfacer la líbido. Ese hombre está lleno de odio, que fue acumulando a lo largo de los años, y llega un día que te grita más fuerte. Y llega otro día que te apreta más fuerte. No es necesario que te duela, ¡POR SUPUESTO QUE SOS UNA VICTIMA DE VIOLENCIA DOMÉSTICA!

Y nunca te arrepientas de nada que hayas hecho para impedir que te falten el respeto, nunca te arrepientas de lo que SI LES DIJISTE, todo es poco, podrías decirles y marcarles sus miserias hasta el último día de tu vida.

NUNCA TE ARREPIENTAS NI PERMITAS QUE NADIE TE FALTE EL RESPETO. SI LES CAE GORDO, QUE SE ….
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