HacerSE mujer


Prólogo.
"Una mujer no hace; se hace." Simone de Beauvoir.

I
Clara no puede dejar de preguntarse cómo hubiera sido vivir con Edipo. ¿Cómo hubiera sido tener un padre?
La única y lejana respuesta a su pregunta se la había proporcionado su abuelo Iván. Es que su padre biológico siempre había estado en la luna de Valencia, y Clara no había conocido otra cosa. Para ella, esa había sido una situación normal, mas resulta comprensible.
La infancia de Clara, pues, no había sido precisamente un remanso, pero tampoco habían existido grandes problemas. Clara sí recuerda, que su madre siempre gritaba. Y muchas veces la había oído llorar. A pesar de eso, el vínculo con su madre, siempre había sido muy fuerte.
De todos modos, Clara piensa que podría haber sido peor. El la casa de su amiga Gabriela todo era una aparente paz y tranquilidad, pero su castración fue infinita. Es entonces que Clara agradece a su madre no haberla aniquilado. A Gabriela no la dejaban salir, ni usar minifaldas, ni ir a bailes, siempre estaba controlada por su abuela católica conservadora. Pobre Gabriela, aún paga las consecuencias de tan nefasto martirio.
II
Es que es difícil nacer mujer. Aún hoy, en pleno siglo XXI. Resulta triste, mas las sociedades siguen castradas e impartiendo que el sexo en las mujeres es libidinoso, propio del Diablo, defendiendo por el contrario modelos obsoletos de familia y moralidad.
III
Un día, Clara estaba sola en la cama de su abuela y descubrió unas cosquillas muy placenteras. Tenía cinco años. Cuanto más apretaba las piernas, más lindo sentía. ¿Qué era "eso"? Pero Clara no entendía, cómo después de ese instante sublime, a pesar de querer seguirlas sintiendo, las cosquillas se habían ido.
En una ocasión, su madre la descubrió. Sin darle explicación alguna, le dijo que no hiciera más "eso", que estaba mal. Su madre le había dado, pues, un mensaje siniestro.
IV
Así son casi todas las historias de las mujeres. Nacen para disfrutar de los placeres del sexo, pero su entorno las fulmina y las amputa.
Es un Derecho y una Obligación que todas las mujeres gocen de una sexualidad plena. Para tal fin deben recorrer el camino de La Superación de la Autocastración, misión complicada pero no imposible.
V
La madre de Clara no le advirtió que su cuerpo estaba cercano de sufrir algunos cambios. Clara vivía aterrada puesto que a sus oídos llegaban siniestros relatos: "No te vayas a descuidar, ¡mirá que Daniela estaba parada en el pizarrón y comenzó a chorrearle una cosa roja y todos se rieron!"
VI
El varón, por su condición de macho, no la tuvo difícil. Estaba muy bien visto su debut, preferentemente a los trece, incluso el propio padre llevaba a su hijo con una profesional del amor, lo esperaba fuera, y lo aplaudía al salir.
VII
Clara había entrado en la secundaria. Sus amigas hablaban de "eso" como lo peor, lo más insano, una especie de peste negra de la cual había que salvarse a toda costa, puesto que los pobres
infelices que habían perecido no tenían retorno y habían quedado manchados para siempre.
Un día, recién cumplidos sus trece, Clara vio por casualidad una revista pornográfica. Las imágenes la aterraron por completo, ella no tenía la menor idea de qué se trataba tal cuestión. Pasaban las horas, y las imágenes la perseguían. Clara estaba segura de que había caído en el camino del Diablo, y que tampoco ahora ella tendría retorno. ¡No se salvaría del infierno! La angustia le era insoportable. Se sentía sola y desamparada.
VIII
Qué terrible resulta para un adolescente no tener un referente. Pero Clara sobrevivió. Mucho tiempo después, cuando tuvo su primer novio, comprendió que todo se trataba de las dulces cosquillas que había conocido en la cama de su abuela. Así Clara decidió, que cuando ella tuviera hijos propios jamás pasarían por ese calvario.
Reconstruir el camino del sexo, para Clara fue un desafío, pero no se engaña. Otras mujeres no tuvieron su misma suerte. Las hay montones que sufrieron de los estragos de la educación sexista. Las cosas deben de ser llamadas por su nombre. A los niños se les debe explicar con claridad su rol sexuado y no reprimirlos.
IX
Gabriela nunca había tenido un orgasmo y se casó virgen. Ni se le había ocurrido transgredir las normas impartidas por su castradora abuela. Su matrimonio fracasó.
Epílogo
"La mujer es dueña de su cuerpo y de su placer". Simone de Beauvoir.
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