"Pregúntale si yo alguna vez te he dejado de adorar..." - Perfidia.
Mi religión ha sido una religión del miedo. Miedo a hacer las cosas mal. Miedo a que Alá se enfadase. Miedo a ser arrojada al infierno. Miedo de las llamas, del fuego...
Fui educada por mis padres como musulmana, como una buena musulmana. El Islam regía la vida de nuestra familia y nuestras relaciones familiares hasta en los más ínfimos detalles. El Islam era nuestra ideología, nuestra política, nuestra moral, nuestro derecho y nuestra identidad...
Vivo el precio que he de pagar por ello...
Sé que mi padre me quiere, pero he tomado una decisión que va totalmente en contra de sus ideas. Defiendo los derechos de las mujeres en el Islam. Su reacción fue: Haz lo que quieras, pero en el nombre de Dios. El hecho que de que yo me haya apartado públicamente de Dios representa para él una gran y casi imperdonable decepción. Mancillo el Islam y con ello su nombre y su honor...
Mi padre dispuso algunas cosas que todavía hoy le agradezco. Por ejemplo, en Etiopía, mi madre no nos consentía a mi hermana y a mí ir a la escuela. Por aquel entonces debíamos contraer matrimonio, en el que no necesitaríamos ningún conocimiento, así que era mejor que nos ocupásemos de la casa. Pero mi padre disintió y creyó conveniente que fuésemos a la escuela. Dijo que maldeciría a nuestra madre si lo impedía. También se opuso tajantemente a que fuéramos circuncidadas… No Supo que mi abuela nos practicó la ablación sin que él se apercibiera...
La ablación o mutilación genital femenina consiste en la extirpación o corte de parte de los genitales externos de las mujeres. La más común es la eliminación del prepucio del clítoris (circuncisión), generalmente acompañada de extirpación parcial o total del clítoris ( clitoridectomía). Extirpación total o parcial del prepucio, del clítoris y de los labios menores dejando los labios mayores intactos (una forma de excisión). Excisión del clítoris y los labios mayores y menores y sutura de ambos lados de la vulva. Se deja un pequeño orificio.
Entre las consecuencias que esta práctica tiene para la salud, son hemorragias que pueden causar la muerte; infecciones la operación suele realizarse con cualquier objeto punzante sin ninguna medida de higiene. Pérdida del deseo y el placer sexual, no sólo por cuestiones fisiológicas ( no es cierto que la pérdida de un órgano o de una parte de él suprima el deseo) sino porque precisamente su objetivo es hacer mujeres sin sexualidad propia. Dolor en el coito, infecciones pélvicas con esterilidad, mortalidad materno- fetal por dificultad en los partos debida a la infibulación. Por su parte, las mujeres que no son circuncidadas sufren el rechazo social, ya que este acto es un símbolo de integración cultural y está muy relacionado con la capacidad para contraer matrimonio.
Muchas mujeres apoyan la ablación, convencidas de que, de lo contrario, sus hijas no podrán ser madres. Más de 132 millones de mujeres y niñas son víctimas de mutilación genital y 6.000 corren el riesgo de sufrirla cada día, según la Organización Mundialde la Salud(OMS). En Malí, el 94 por ciento de la población femenina entre 15 y 49 años es víctima de la mutilación genital. Lo superan Somalia y Egipto, con un 98 por ciento de mujeres mutiladas. En cualquier caso, la ablación es una práctica muy extendida en los países africanos con excepción de Mauritania y Níger.
El Islam está fuertemente dominado por una moral sexual cuyas raíces se remontan a los valores tribales árabes de los tiempos en que el Profeta recibió los consejos, una cultura en que las mujeres son propiedad de padres, hermanos, tíos, abuelos, tutores. Así como la esencia de la mujer se reduce a su himen, el velo que oculta sus rostros recuerda permanentemente al mundo exterior esa moral asfixiante, que convierte a los musulmanes varones en dueños absolutos de las mujeres y que los obliga a evitar los contactos sexuales de su madre, hermana, tía, cuñada, sobrina y esposa...
Mahoma dice que la mujer debe quedarse en casa, que debe llevar velo, que no tiene que realizar determinados trabajos, que no tiene los mismos derechos de herencia que el varón, que debe ser lapida si comete adulterio. Yo quiero mostrar que hay otra realidad más allá de la “verdad” que, con la ayuda del capital saudí, se ha extendido por todo el mundo. Sé que las mujeres al hablar de sí mismas afirman ser musulmanas no me entenderán, pero algún día abrirán los ojos...
Esto exige muchos años, pero algún día la mujer, como yo antes, será consciente y dirá: no quiero la vida de mi madre...
Ayaan Hirsi Alí.
(Parlamentaria holandesa de origen somalí. Sufrió la ablación en su infancia. A los veinte años huyó de una boda concertada con un primo lejano, donde inició los trámites de asilo, aprendió el idioma en un tiempo récord y cursó estudios de Ciencias Políticas. Mientras estudiaba compaginó su trabajo en una agencia de traducción e interpretación con su labor para el servicio de inmigración, e impartió charlas en casas de acogida para mujeres musulmanas.)
Según el Corán, Alá concede la igualdad al hombre y a la mujer, los mismos derechos, virtudes y obligaciones.
Pero la realidad es diametralmente opuesta. En la mayoría, (por no decir en todos los países musulmanes), la mujer sufre una firme discriminación y opresión. Está proscripta su libertad de expresión y pensamiento, sometida eternamente al control del varón, viste como manda su religión o su marido y viven totalmente condicionada e infravalorada.
¿Qué discriminación sufre la mujer musulmana?
Debe ocultarse bajo la burka, le está prohibido manejar, reunirse en grupos públicamente. Le está vetado repudiar al marido sin embargo él sí puede cuando le venga en gana sin deshonrar a su familia. Cuando se presenta el ciclo menstrual, no puede entrar en las mezquitas, orar o tener sexo, tiene prohibido leer el Corán o tocarlo, y si tiene la desventura de mancharse, su ropa es considerada impura. Cuando la niña tiene su primer menstruación, (a partir de los 9 años) es considerada adulta y se le asigna un marido teniendo ella que acatar la decisión y aceptarlo; gústele o no. La esposa debe aceptar a las otras mujeres de su marido en casa; el matrimonio islámico es poligámico y el hombre puede casarse hasta con 4 mujeres. Sin embargo, la mujer es vehementemente castigada incluso con tortura y muerte por adulterio o por cualquier tipo de relación extramatrimonial incluso estando divorciada.
Castigos.
ADULTERIO: Lapidación, PROSTITUCIÓN: Lapidación, ASESINATO: Lapidación, ROBO: Amputación, BEBER: Azotes y palizas, FALTA DE RESPETO AL RAMADÁN: Flagelación.
¿En qué países se practican los castigos corporales?
Arabia Saudita, Brunéi Darussalam, Emiratos Árabes Unidos, Iraq, Irán, Malasia, Nigeria, Pakistán, Singapur, Somalia, Sudán o Yemen.
La burka.
Está impuesta a las mujer por su marido y en el caso de las niña, por sus padres. Obligada está la mujer a usarla siempre bajo la excusas que la protegerá de posibles abusos, ocultamiento de su belleza para evitar excitar a los hombres y que éstos no las agredan. (Si una mujer es agredida sexualmente mientras no lleva el burka, ella es culpable por mostrar su belleza y provocar a los hombres).
La lapidación.
Tortura que consiste en enterrar a las mujer condenada en un pozo hasta la cabeza y se la apedrea con piedras, ni muy pequeñas ni muy grandes (para alargar la muerte y provocar mas dolor) provocando el padecimiento de un increíble dolor hasta que muere desangrada.
Yo acuso:
“Las mujeres musulmanas algún día abrirán los ojos”
8 de Marzo - DIA INTERNACIONAL DE LA MUJER.
(*) Fuentes: Alejandra Arce "Alejandra desde el más allá", otros portales de la web.
Anna Donner Rybak © 2012